IV
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Con las manos en la cara, pero sin perder ripio,
Remedios vio entrar como un vendaval a Anselmo. Huracán que se frenó en seco. No
había espacio en el comedor para mucho más que pararse.
—¡Yo te mato, Gertru! —voceó el miura.
—Eso es mucho trabajo pa un vago —respondió la señora Casta interponiéndose entre los novios.
—Bueno, pues mato al hijo de mala madre que te lo
ha hecho.
—Ves, eso está mejor. Pero tas confundido de
dirección. Aquí no hay señoritos, sólo señoritas de buen nombre. Así que,
haciendo mutis.
Y como entró, salió. Eso sí, el Anselmo bajó las
escaleras más confundido que las subiera y no sin estar agradecido a la señora Casta
por no dejarle hacer. Mientras, las tres mujeres quedaban con el alma en un
puño, amén de que el corazón se les ubicó en la garganta. Después de un
esfuerzo por tragar, la señora Casta sentenció:
—No habrá suerte y se maten dos pajarracos de un
navajazo.
—Dios la oiga, madre —se sumó la hija al deseo
maternal —, pero me parece que este gallo no tié espetones.
—Sabrás tú lo que es un un gallo y un espetón, Reme. Porque un espolón sí sabes lo que es, ¿no? —corrigió la madre con una sonrisa amarga.
—Sabrás tú lo que es un un gallo y un espetón, Reme. Porque un espolón sí sabes lo que es, ¿no? —corrigió la madre con una sonrisa amarga.
Pero los deseos de la señora Casta no iban a cumplirse.
Lo impidieron las órdenes de doña Virtudes, los recursos de su marido y la falta
de espetones del gachó, que, a sabiendas de la ausencia del señorito Luis, se acercó
al número 22 de la calle Luchana.
—Sabe usté si está en casa el señorito…
—No. No está.
—Si no le nombrao —se extrañó Anselmo.
—No hacía falta, galán —se sonrió la portera—.
¿Querías verle? Aunque lo tiés difícil. Sacaba de ir a las tierras que tié su familia
en Extremadura. Le visto salir hace na con baúles y to. Aunque mu contento no
iba.
—O sea, que va pa largo.
—Nueve meses lo menos —la Julia no daba puntada sin hilo, aunque no cosía más que lo imprescindible.
—Menos güasa que no me fío de mi menda, doña Julia —subió el tomo Anselmo al palparse el bolsillo de la chaqueta.
—¿Ahora soy doña? Pero frénate que el guindilla(1)
salió ayer de servicio y anda echao ahí dentro —mintió la portera en defensa
propia—. Aunque creo que ya conoces su pensión.
Ya en la calle, el Anselmo miró en ambas
direcciones, y tras dudar decidió bajar. La duda no fue otra que la taberna a
elegir. La Gran Tasca estaba hacia arriba, pero apenas la separaba veinte
metros del portal de la Reme, de donde venía. Otra solución era La Taberna del
Cabezón, pero allí era donde se había enterado de la noticia, por boca de esa
serpiente de la Patro y donde más de uno le había dicho: Algo harás, ¿no?, aunque sea mentira. Pero no, dio media vuelta con el objetivo de llegarse hasta
El 2, en la calle Sagasta, buen sitio y no demasiada gente conocida. Además era
cuesta abajo. Pero se equivocaba y no en el declive que le llevaba a la
Glorieta de Bilbao.
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—Dichosos los ojos, Querubín —saludó Pedro, el
tabernero, al ver entrar al Anselmo.
—A las buenas.
—¡Cuánto bueno por aquí! Y cuánto hacía.
—Ocupaciones de uno —matizó Anselmo sin darle
importancia a la mentira.
—O de otro —contestó con retintín un parroquiano
desde el fondo.
El Anselmo hizo oídos sordos al comentario. Pero otro
cliente sentado a una mesa dio otra puntada para demostrar que también estaba
en el ajo(2):
—¿Qué tal la Gertru, Querubín? Parecía triste esta
mañana… Y con prisas pa cambiar de domicilio. Según don Felipe, el guindilla pa
ti, sa ido a vivir con la Reme y familia.
—¡Que sepan tos los parroquianos desta taberna, y
el dueño y la ama también, que me presentao esta mañana en casa del señorito de
marras con esta en la mano —Anselmo blandió la navaja cerrada—, y el gachó sa
largao a las Extremaduras! —explicó a grito pelado—. Si no, la traería manchá.
Y como las nuevas corren que se las pelan, ya podéis vocearlo por el
vecindario.
Y esa fue la tercera vez que el Anselmo salió más
ofuscado y airado de lo que había entrado en un lugar esa mañana. Si bien, el
parroquiano del fondo quiso ponerle la guinda al cabreo del Querubín, que llegó
a oír el mordaz comentario antes que se cerrara la puerta del establecimiento tras él:
—¿Pero el Luisito sa ido por la navaja o por sus
virtudes? —en clara alusión a la madre del señoritingo.
Ya en la calle, el presunto cornudo soltó lastre:
—¡La madre que los parió a todos y a todas! ¡Cagüen
to lo que se menea! Van a conocer estos al Anselmo, por éstas.
[Continuará]
(1) Según el DRAE, 3ª acepción: Individuo
del cuerpo de Guardia Municipal. Es despectivo y coloquial.
(2) Dedicado a Ligia, ella sabe porqué.
Buenísimo, J.C. Muchas gracias por la dedicatoria. La situación entre cómica y trágica, según se mire, pero muy interesante. A ver cómo sigue... Abrazos
ResponderEliminarDe na, como diría la Reme. Gracias a ti por seguir ahí.
EliminarSu JC.
Me encantan las expresiones: "Sin perder ripio", "haciendo mutis" "contestar con retintín", "soltar lastre"..., bueno, todo...
ResponderEliminarPor eso para mí escribir es como un parto. Tengo que encajar cada palabra, cada expresión, si no, no lo veo, no me gusta, me chirría. Y sufro. Ahora, una vez publicado: Ya no corrijo más, se me olvida y no me reconozco en lo escrito.
EliminarGracias otra vez.
Su JC.
Genial JC. La expresión " me gagüen to lo que se menea" la dice mucho mi hermano, jajajaj. Hasta la próxima
ResponderEliminarGracias, Marta. Los dichos "buenos" perduran. Yo también lo he empleado alguna que otra vez.
EliminarSu JC.
A la espera del siguiente relato sobre "la Gertru"
ResponderEliminarBuena semana!
Gracias, Carmen. Igual te deseo.
EliminarSu JC.
JC ya tengo ganas de saber como continúa, pero habrá que esperar hasta la próxima entrada!!!
ResponderEliminarGracias, Maritza. Nos "vemos" el lunes que viene.
EliminarSu JC.
Yo creo que Anselmo acaba mal.
ResponderEliminarMe siguen gustando mucho las ilustraciones. ¡Y "el guindilla"! No conocía la expresión.
Cq.
Yo creo que puede acabar mal. Pero espera la sorpresa de la entrega 7 y a ver qué dices. Las palabras de la germanía son muy interesantes. Besos, y me alegro que te gusten las ilustraciones. La verdad es que me cuesta encontrar las que preciso.
EliminarCq.
Pobre Anselmo, arriba y abajo dando (dándose) excusas para no hacer lo que realmente no quiere hacer...!!..ya me imagino al "señorito" largándose a sus tierras extremeñas, por si las moscas.....aun hay por allí muchos "especímenes" de estos (señoritos, que moscas hay en todos los lados) ...muy bueno el Quevedo, me doy cuenta de lo mal que he leído a los clásicos...que pena, tal vez sea porque nos obligaban a ello??
ResponderEliminarMe sigue encantando tu relato y tu forma de escribir..asi que..hasta el proximo lunes!! besos!
Muchas gracias. Y que sigas laboreando con una sonrisa, al menos hasta el lunes que viene.
EliminarSu JC.
Nos tiene enganchadas JC...a esperar el siguiente!!
ResponderEliminarBesos
Gracias, Elena.
EliminarSu JC
Qué bien me cae la señora Casta, qué graciosa y espontánea.
ResponderEliminarMe divierte muchísimo tu forma de expresar JC.
Gracias y hasta el próximo lunes.
Me imagino que sin querer proyecto sobre este personaje los recuerdos "de lo que me imagino o deseo" fuera mi Juana. Gracias. Su JC.
Eliminar¡Definitivamente me he enganchado! Real como la vida misma en la España profunda de aquellos años y que ahora nos queda un tanto p´allá p´a lo jondo, aunque sigue habiendo “señoritingos” y mucho me temo que más de una “Gertru”.
ResponderEliminarEspero el siguiente
Besos
Estamos de acuerdo. Aunque si conseguimos subir de lo jondo el cubo de las pasiones humanos, yo creo que veríamos que la "cosa" no ha cambiado tanto. Gracias, Encajera. Su JC.
EliminarEste vocabulario que nos sitúa en una época concreta, nos hace, irremediablemente, volver la vista atrás. Pero aparte de recuerdos a mí me evoca los pocos sainetes que pude ver, donde cada palabra cobraba un sentido propio y especial. Desgraciadamente se perdieron de nuestra blibioteca muchos argumentos de éste tipo que coleccionaba mi padre. Y aunque lo que nos describes no correspónde al mismo género la labia de los personajes es idéntico dejándo ese punto añejo que lo sitúa o califica.
ResponderEliminarVamos a ver cómo se desarrolla éste "desaguisao" particular.
Te esperamos J.C, saludos.
Yo diría que soy yo quien os espera. Y lo digo porque estoy descubriendo una nueva sensación que nunca había tenido: compartir mis escritos con personas que no conozco. Y no en los comentarios, sino cuando intento escribir Entre puntada y puntada. Quiero ser fiel y me paso las horas muertas buscando una palabra, una imagen entre los textos de mis libros e Internet. Como os espero cada lunes, el compromiso ya no es sólo conmigo. Es incluso con los propios personajes, aunque eso me había ocurrido siempre. Anselmo es Anselmo y la señá Casta son mis recuerdos de mi madre y las vecinas de la casa donde nací y me crié. El idioma hablado llevado al papel me presenta muchas dificultades porque puede llegar a resultar cargante. En fin, que me he enrollado. Gracias Nita por tus comentarios. Yo también os espero. Su JC.
ResponderEliminarNo seas tan crítico contigo mismo, que las que te seguimos no te vamos a examinar. El idioma característico es lo que da vida al texto al tiempo que de un cierto humor (entre lineas) porque en la actualidad nos suena ya así. Lástima que se perdieran los textos, te los hubiera enviado. De todas formas me parece que se está consiguiendo que escritor y lectoras estemos disfrutando. ¡ Y eso es todo un logro!
EliminarHasta pronto.
Lo intentaré, pero es un hábito ya que dura ya los 59 años que tengo. Forma parte del lote de virtudes y defectos que componen cualquier personalidad. Siento que vuestros escritos se perdieran. Y sí, estoy muy contento de lo que me dais. Gracias Nita y un saludo. Su JC.
EliminarMe recuerda mucho a mi madre que se sabia versos y nos los recitaba y habia veces que no la entendiamos por el vocabulario.
ResponderEliminarHa sido un placer, (aunque hoy llego tarde)
Saludos
Nunca es tarde, ya sabes el dicho. Gracias, Marta. Es un orgullo evocar esos recuerdos. Su JC.
ResponderEliminarBueno esto promete, y aunque tarde, ahora leo otro mas, estas expresiones las recuerdo sobre todo por mi abuelo...
ResponderEliminarVoy a por el de hoy.
Feliz semana.
Chary :)
A mí Entre puntada y puntada no me prometía nada, pero me está dando a conocer a mucha gente que me da cariño. Gracias, Chary. Saludos, su JC.
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