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Entre puntada y puntada
VI
Llegó la noche, pero antes el sol, que pinta las mejores marinas, también coloreó un cielo digno del Greco. Los malvas jugueteaban con las nubes, los cárdenos con el azul, y los amarillos y naranjas jugaban entre ellos al despiste, mientras, el astro rey desaparecía entre los tejados de Madrid. Y la oscuridad puso de manifiesto la diferencia entre los barrios.
Antonio Flores escribió en 1853: «Desde que el siglo de las luces, inventando la luz eléctrica ha permitido que la noche se eche el alma a la espalda, trocando sus negras tocas de viuda modesta y recogida por el esplendente ropaje de doncella alegre y enamorada…»(1). Pero esto sólo ocurría en barrios ricos, los pobres se tenían que conformar con luz de gas, es decir, con ver durante el crepúsculo negras tocas de viudas modestas. En el Madrid de principios del siglo pasado había calles donde el tendido eléctrico formaba una telaraña de hasta cinco empresas, mientras que en otros los cables brillaban por su ausencia.
Antonio Flores escribió en 1853: «Desde que el siglo de las luces, inventando la luz eléctrica ha permitido que la noche se eche el alma a la espalda, trocando sus negras tocas de viuda modesta y recogida por el esplendente ropaje de doncella alegre y enamorada…»(1). Pero esto sólo ocurría en barrios ricos, los pobres se tenían que conformar con luz de gas, es decir, con ver durante el crepúsculo negras tocas de viudas modestas. En el Madrid de principios del siglo pasado había calles donde el tendido eléctrico formaba una telaraña de hasta cinco empresas, mientras que en otros los cables brillaban por su ausencia.
Las costureras, ya recogidas en el sotabanco del señor Jesús y la señora Casta, cenaron croquetas y ensalada. E igual que pasara en la comida, hubo quién se hartó y quien, a la fuerza, probó una porque:
—Hija, no me vas a despreciar las delicias que estas manos han hecho — amonestó la señora Casta.
—Cómete una cocreta aunque sea, Gertru. Venga, ésta —. Reme puso en el plato de Gertru la más grande que vio en la fuente. Y como usara la mano para tal fin, se llevó la reprimenda de la cocinera. Rapapolvo que se extendió al señor Jesús por intentar servirse igualmente con las manos. Manos que recibieron un cachete también.
—Y tú, para. Que hay invitados.
—Si no quiere la pobre…
—¿Y tu hija y yo? Pero no te preocupes que hay más en la cocina.
—Es que no es lo mismo serrar que coser, vamos digo yo.
—En eso estamos de acuerdo. ¿Pero a ti no te enseñaron a sumar en la escuela? —preguntó doña Casta a su marido.
—Pos claro, no te fastidias ahora.
—Pues suma, Jesús: barrer, cocinar, comprar, hacer camas, fregar, lavar, limpiar, mullir los colchones, tender, zurcir… ¿Eso cuánto suma?
—Na. Y además sois dos mujeres.
—Ya. Dos. Y mujeres. ¡Ay, Casta! To el día matando tontos y siempre queda alguno. Aunque los tontos nunca echan piedras a su tejao.
—Bueno, ¿os servís o qué? Porque aquí el currelas tiene un hambre de mil demonios.
—Pues come ensalada.
—Eso verde es pa los burros.
—Por eso.
—Madre lo ha recitao usté en orden analfabético. ¡Qué curioso!
—Sí hija, sí, analfabético. Será porque no sé leer ni escribir. Pero, anda sírvete, que tu padre tié prisas.
El caso es que Gertru sólo comió a regañadientes una croqueta y el señor Jesús también una, pero una docena. Después de oír un rato la radio, rato que el señor Jesús dormitara, se fueron por parejas a la cama.
—¿No te importará compartir cama conmigo, no?
—No mujer. A ti es a la que debería importarle.
—Anda, anda. Vamos a acostarnos que mañana será otro día.
Y lo fue.
———— o O o ————
Anselmo, por su lado, terminó el día en el merendero Faro de Londres, antigua Casa Canuto en la calle Bravo Murillo, muy cerca de Cuatro Caminos. Cuyo antecesor se hiciera famoso por los pavoneos de Mateo Morral al prenunciarse como autor del atentado contra Alfonso XIII en 1906, aunque hay quien dice que fue después del acto terrorista. Allí, frente a una frasca casi vacía de vino espurreao(2), y un vaso, las más de las veces vacío, terminaba o empezaba el día, que nunca se sabe, mientras los traperos de Tetúan(3) cruzaban la Glorieta de Cuatro Caminos a su quehacer diario, vestidos ellos de mala fama y segunda o tercera mano. Otra cuestión fue cómo pudo pagar la consumición y los churros que antes se comiera.
Anselmo vivía del despiste ajeno y de la Gertru. Es decir, era lo que en argot se conoce como un tomador y un gorrón. Esas noches de verano, ya avanzadas, las prostitutas, antiguas Gertru, andaban a la caza de clientes. Una vez vendido el producto, había que consumirlo, y esto se hacía en los descampados que llenaban el arrabal de los Cuatro Caminos, hoy imposibles de imaginar. De esa forma algunos clientes se deshacían de las prendas para realizar más cómodos el ejercicio. Entonces Anselmo tenía dos opciones según las circunstancias. Una era tomar las prendas y salir por pies, sin más; y otra consistía en gritar “¡Agua!” que en jerga era sinónimo de “¡Cuidado, policía!”, y en este caso era el cliente el que corría y dejaba allí las prendas. Entonces sólo había que buscar en los bolsillos y tomar lo de valor. El producto no consumido no decía nada, pues había cobrado ya y se ahorraba el ejercicio de su profesión.
Esa noche, Anselmo había "tomado" tres veces, y las ganancias merecieron la pena. Aún con la satisfacción del que hace un buen trabajo, y con el buche lleno de tinto, gaseosa y churros, no se quitaba de la cabeza el asunto de la Gertru. Rumiaba y rumiaba sobre el daño que a su fama había causado el ajeno embarazo de su novia. LA chusma no perdonaba estas cosas. No podía vivir así, sin poder entrar en cualquier taberna por la guasa de los parroquianos o ser señalado por la calle. Toda su ira se iba concentrando en lo alcanzable, ya que el señorito Luis no lo era, y, cuando volviera a la villa, el daño ya sería irreparable. ¡Y los trajes usados del señoritingo se los va a poner el lucero del alba! Con el golpe en la mesa de tablas hubo de despedirse del culín de vino que quedaba y del vaso, que con la frasca, acabó sobre la arena. Tiró de su cuerpo, se estiró y comenzó la vuelta a su buhardilla. Mañana, u hoy, sería otro día.
Y lo fue.
———— o O o ————
Don Mauro, joven viudo, vecino de Remedios, vivía en el principal(4). Hombre de recursos, pues regentaba una fábrica de chocolate heredada de su padre, no terminaba de verse como único responsable de aquel fruto que le dejara la muerte de su esposa al dar a luz. Apoyado en los quehaceres de una buena mujer asturiana, ama de cría que le recomendara un matrimonio amigo, había pasado los tres últimos años sumergido en su trabajo. Amén de recordar su pérdida cada vez que veía a aquel mocoso que ya enredaba en su despacho. Cenó como siempre, solo, después de que Servanda acostara al niño, leyó el Sol media hora y tras escuchar un rato la radio, se fue a descansar. Mañana sería otro día.
Y lo fue.
[Continuará]
(1) Antonio Flores, Ayer hoy y mañana, Parte tercera, Mañana o La chispa eléctrica en 1899, pág. 159. Montaner y Simón Editores. 1983.
(2) Aunque espurrear viene a ser regar con agua echada por la boca, en este caso se cuenta que el vino espurreao era el que se mezclaba con gaseosa de limón. Fuente ABC, 2/1/1974, pág. 41, Los amaneceres en los Cuatro Caminos.
(3) Un guiño a Beatriz de El ajuar de Beatriz. Que le diga a “su JC” que con la vergüenza ni se come, ni se almuerza.
(4) DRAE. 5. adj. Se decía del piso que en los edificios se halla sobre el bajo o el entresuelo. U. t. c. s. m.
JC leyendo este capítulo me has transportado de nuevo a Madrid, donde viví varios años hace tiempo. Le tengo mucho cariño a esta ciudad y tengo lindos recuerdos de allí.
ResponderEliminarYo dejé Madrid con 26 años, pero me marcó para siempre, como es lógico. Allí me crié y prácticamente aprendí todo lo que sirve para algo: pensar, amar, leer, escribir, andar... Me alegro de este pequeño viaje tuyo, y gracias Maritza. Su JC.
EliminarPerfecta la descripción de Madrid y muy interesante este nuevo personaje, ya si que tengo que esperar al próximo lunes.
ResponderEliminarFeliz semana.
Chary :)
Tanto como perfecta... Pero te lo agradezco. Mi madre jamás me dijo de palabra haz esto o haz lo otro. Sólo, una vez, me aconsejó con un refrán que llevo en el alma: "Hijo, ser agradecido es de bien nacido" y yo lo quiero ser. Gracias, Chary. Su JC.
Eliminarjaja, muchas gracias por el guiño, eso lo decía mucho mi madre y me hacía mucha gracia.
ResponderEliminarYo he conocido a los traperos y curiosamente fueron los que trajeron el plástico a nuestras vidas, nos cambiaban ropa vieja por cubos maravillosos de colorines que no pesaban "ná" y entraba "tó"
De na, Beatriz. Los cubos de tus traperos son como la imaginación que ni pesa ni tiene límites, jeje. Besos, su JC.
EliminarMe gustan mucho las imágenes antiguas de Madrid, no sólo en fotos sino en palabras. Al Anselmo ya le vi yo "la patita" el lunes pasado, je, je. Tenemos nuevos personajes que a ver por dónde respiran... Abrazos, J.C.
ResponderEliminarGracias, Ligia. Crear imágenes con las palabras es un reto y si lo he conseguido en parte, ya me doy por satisfecho. Según mi imaginación Don Mauro hará cosas importantes en este cuento. Abrazos también para ti, su JC.
ResponderEliminarMe gusta tanto el relato como las fotos que nos enseñas!!
ResponderEliminarFeliz semana.
Gracias, Herminia. Un saludo, su JC.
EliminarQue bonitas esas imágenes y estoy con Ligia, más bonitas "vistas" desde tus palabras. Una vez más gracias por el nuevo capítulo JC, esperaremos a ver que nos trae D. Mauro =)
ResponderEliminarBesitos
Don Mauro nos traerá sorpresas, incluso a mí. Gracias, Amanda. Un beso, su JC.
EliminarHola: me gusta mucho. Es muy interesante. Seguimos en contacto.
ResponderEliminarHola, Marta. Me alegro de que te guste. Por supuesto que seguiremos en contacto, por mí no va a quedar. Gracias por tus palabras, su JC.
EliminarUn relato precioso y unas fotos magnificas.
ResponderEliminarMuchos saludos
Y un comentario muy bonito. Gracias, Marta. Un saludo, su JC.
EliminarTrabajo debe de darte encontrar esas fotos que ilustren el relato semanal, pero la elección sigue siendo estupenda.
ResponderEliminarY este nuevo personaje? Ya estoy dándole vueltas al asunto para ver si me anticipo a lo que le tengas reservado.
Y como siempre... esas croquetas me están dando un hambre.....jajaja
Beisños y hasta la próxima semana
Don Mauro os ha intrigado a muchas, jeje. Y creo que todas y todos sabemos por donde van a ir los tiros, ¿no? Aunque, Oki, te anticipo que en la entrada VIIª entrega, la próxima, hay sorpresa. No se lo digas a nadie. Gracias por el reconocimiento (no es para tanto) y por tus palabras. Su, JC.
EliminarDe nada Mary, tienes un blog muy bonito, què lindas cosas haces. Besito
ResponderEliminarOh..... , nuevos personajes, que nos deparara........
ResponderEliminarCada dia mas interesante.
Besos.
Gracias, Rubi. Un saludo, su JC.
ResponderEliminarUff, qué larga se me ha hecho ésta semana. Contesto a tu pregunta implícita: en teoría el viaje fue por placer aunque según se mire podría ser por obligación, depende de cómo se lo tome uno. Gracias, lo dejaremos en la primera opción. Me gusta en especial éste capítulo por las descripciones y por empezar a abrirse camino, el relato se va a poner mucho más interesante. Hasta pronto.
ResponderEliminarGracias, Nita. Tienes razón, se va a poner más interesante. Y no sólo para el lector, como verás el próximo lunes, sino también para mí. Estoy expectante e impaciente porque el lunes sea mañana. ¡Parece mentira, yo deseoso de que llegue el día maldito! (jeje). Un saludo, su JC.
EliminarPero lo tuyo es trampa, estando jubilado no tiene tanto mérito esperar el día maldito, ¡qué jodío!
EliminarGracias Mary por este viaje por Madrid antiguo y interesante el relato,
ResponderEliminarme gustan las cosas que haces y con este relato nos tienes en ascuas jaja.
Besos!!!!!
Gracias, Esperanza. La verdad es que no tengo más remedio que desengañarte. Habrás oído hablar (escribir) de mí como "mi JC". No lo aclaro por mí, sino por ti. Soy yo, Juan Carlos, quien escribe las entregas de Entre puntada y puntada. Un pequeño granito de arena a este gran blog que Mary Carmen mantiene vivo día a día. Me hago eco de tu comentario que me satisface de gran manera. Muchas gracias, su JC.
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