Cómo rematar una colcha de hexágonos

Hoy he participado en la fiesta de enlaces de Patchwork en casa, con la colcha de hexágonos, y Débora de Las marretas de Paueta ha preguntado como la he rematado.

Como creo que puede ser interesante para alguien más, paso a detallar el proceso de mi colcha hexagonil.

Lo primero a tener en cuenta, lo digo porque lo he visto y me parece un trabajo enorme, es hilvanar el hexágono sin "pillar" el papel ni la tela de fuera. Vamos de esquina en esquina y luego no es necesario retirar el hilván, porque queda por dentro y no se va a ver.

Después vamos uniendo por filas, porque se adelanta más, pero bueno, ésto es un poco a gusto de cada uno.

Otro detalle importante, es no quitar el papel hasta que no lo hayamos planchado porque queda más definido cada hexágono.

Cuando ya tenemos todo este trabajo hecho, llega el "momento sandwich".

Este paso ya le conocemos: hexágonos, guata, trasera. Aquí hay que tener en cuenta que tanto la guata como la trasera sean un poquito más grandes que la parte que lleva los hexágonos.

Yo he acolchado uno a uno, ya se que es una labor de chinos, pero despacito, sin prisas, es adictivo, os lo aseguro, y queda taaan bonito.

Y, ahora vamos a resolver el título del post. ¿Cómo rematamos?

Yo os puedo decir cómo lo he hecho yo después de darle muchas vueltas.

Me decidí por hacer hexágonos de la tela de la trasera, ¿cuántos? los necesarios para ir rematando todo el contorno.

Ya sabéis que no acaban con la misma forma en los cuatro lados los hexágonos. Pues bien, en cada lado, unía hexágonos con la forma correspondiente, y despacito y con mucha paciencia recortaba al filo tanto la guata como la trasera e iba cosiendo a puntada escondida la fila de hexágonos a la trasera.

No sé si me he expresado bien, si alguien no lo ha entendido, intento simularlo y os paso fotos. 

Este fue mi primer trabajo de patchwork, del que me siento muy satisfecha porque, además, nadie daba un duro porque lo acabara (yo, la primera) y está hecho de retales que tenía por casa. Ya cuando me fui quedando sin existencias apetecibles, compré algunas telas, pero pocas.

Y sigo coso que te coso...